Tener un estilo de vida saludable es más sencillo de lo que muchos creen, no se trata de privaciones o reglas inflexibles, sino de incorporar buenos hábitos que, con el paso de los días, se conviertan en los mejores aliados de nuestro bienestar.
La clave sin duda alguna es ¡empezar! y ser realistas, es decir, ponernos metas progresivas para no abandonarlas. Los resultados empiezan a notarse casi sin darnos cuenta y se reflejan en nuestra mente, cuerpo y, por supuesto, la piel.
Tips para iniciar a tener buenos hábitos
Iniciar el día con una corta meditación nos permite reconocer nuestras emociones y tener mayor control sobre nuestros pensamientos y acciones. Basta con sentarnos, cerrar los ojos, e inhalar y exhalar lenta y profundamente durante 10 minutos.
Si sentimos la necesidad de volver a bajar las revoluciones durante el día, podemos repetir este ejercicio durante un par de minutos. La calma retornará a nosotros de inmediato.
También es importante una alimentación equilibrada para obtener los nutrientes que el organismo necesita. Se recomiendan ácidos grasos como aceite de oliva, frutos secos y aguacate. E incrementar el consumo de frutas y verduras, que aportan vitaminas, antioxidantes y fibra.
La energía de nuestra dieta nos incitará al movimiento aunque no seamos los más deportistas. Caminar o bailar pueden ser suficientes si somos constantes. Entre 150 y 300 minutos semanales son una meta alcanzable. Notaremos el aumento de fuerza, equilibrio y la disminución del estrés.
Además, un cuerpo que ha gastado su energía durante el día, sin llegar al agotamiento, estará más preparado para el descanso, cerrando el ciclo diario con un sueño reparador.
Se trata, en resumen, de hacer de nuestra vida un ritual de bienestar. De abandonar el piloto automático y darle significado a las acciones cotidianas que se empiezan a encadenar para transformarnos desde adentro hacia afuera.
Nos vamos a sentir y a ver tan bien que dejaremos de pensar en que nos tenemos que cuidar. Simplemente, lo vamos a querer hacer.
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